

Por: Redacción Sinaí
En un país donde el prejuicio pesa más que el mérito, Gustavo “Mosquito” Menayet es un testimonio viviente de lo que significa empezar desde abajo y construir con propósito. Sin estudios formales 🎓, pero con una inteligencia de calle 🔥 y ética inquebrantable ⚖️, pasó de vender bombachas en la feria a liderar un grupo con más de mil empleados.
Así lo define Beltrán Briones, co-conductor del podcast Club del Ladrillo, y así lo demuestra Mosquito con su historia. “¿Quién se levanta a las 5 🕔 a construir, a pedir créditos imposibles 💸, a sostener empleados y pagar impuestos antes de vender algo? Nosotros.” Mientras lo llaman "empresaurio", él responde con hechos, sin soberbia, pero con verdad.
Fue echado de la escuela 35 veces. Nunca terminó el secundario. Pero aprendió inglés solo 🎧, viajó por el mundo 🌍, fundó fábricas, restaurantes y finalmente una de las desarrolladoras más importantes del país. Su único título es de chef 👨🍳, pero su mayor logro es ser un arquitecto social con valores claros.
Mosquito no habla de “éxito” en términos de dinero. Habla de legado, de mirar a su hijo a los ojos 👁️🗨️ y poder decirle: “esto lo construimos con principios”. A diferencia de los que “hacen plata sin importar cómo”, él construye con raíces profundas 🌳, con amor a su país 🇦🇷 y con respeto por cada persona que pisa sus obras.
La entrevista toca un punto central: la perversidad de un sistema que penaliza al que genera trabajo. Obras frenadas con planos ya aprobados, trámites eternos, corrupción invisible y una cultura anti-productiva instalada. “Nosotros no somos los villanos. Somos víctimas de un sistema diseñado para no dejarnos trabajar”, denuncia.
Mosquito está armando un sistema de financiación para que familias accedan a su primer hogar con solo el 15% inicial 💰. “Los bancos no pueden, entonces lo vamos a hacer nosotros. La gente se merece una casa, no una deuda eterna.”
Confiesa que no se mueve por plata. Se mueve por propósito. A los 55 años, su motor es dejar algo más que edificios: quiere dejar un legado, una revolución interna y externa, empezando por quienes lo rodean. Y lo dice claro: “Lo único que sé hacer es trabajar, pero ahora quiero que ese trabajo tenga sentido”.
Mosquito representa al nuevo empresario argentino: sin privilegios, sin favores del Estado, sin mentiras. Su historia es la semilla de lo que en Sinaí MLS estamos construyendo:
🔹 Un sistema basado en la confianza, no en títulos.
🔹 Un movimiento que une propósito con profesión.
🔹 Un nuevo modo de hacer negocios: ético, colaborativo y real.
Así como él construyó desde el barro hasta las torres, en Sinaí también estamos edificando un nuevo modelo, donde el trabajo tiene alma, la cooperación reemplaza la envidia, y los agentes son líderes de comunidad, no meros vendedores.
Porque si vamos a refundar el mercado inmobiliario...
🔹 Necesitamos menos licencias.
🔹 Y más Mosquitos.