domingo 24 de agosto de 2025 - Edición Nº87

Poder Local y Ciudadanía | 16 ago 2025

Mercado inmobiliario y cultura del desorden

🚖 Taxi Driver en el barro inmobiliario: cuando la locura revela el orden

El film de Scorsese mostró a un “loco” que veía la podredumbre que nadie quería mirar. Hoy, el mercado inmobiliario argentino repite la escena: egos, fiestas y discursos huecos sobre un barro que solo unos pocos se atreven a atravesar.


Por: Redacción Especial

 


🚖 Taxi Driver en el barro inmobiliario: la locura que revela el orden

En Taxi Driver, Travis Bickle pasa sus noches conduciendo entre la basura y la violencia de Nueva York. Él ve la podredumbre, la respira, la denuncia en silencio. Los demás prefieren mirar hacia otro lado. La sociedad lo llama “loco”, pero en realidad lo que no soporta es la incomodidad de verse reflejada en sus ojos.

🏙️ El mercado inmobiliario argentino atraviesa la misma escena. Los edificios brillan, los salones se llenan de discursos, los afters ofrecen copas y sonrisas… pero bajo esa superficie, el barro se acumula: egos inflados, falta de códigos, negocios turbios y un sistema que prefiere disfrazar la descomposición antes que reconocerla.

La psicología social es clara: cuando un grupo carece de reglas compartidas, se hunde en la anomia. Es decir, cada uno actúa para sí, sin horizonte común, sin confianza. Y en ese vacío, lo único que reina es la sospecha, la competencia ciega y la desintegración de todo lazo social. Es lo que Max Weber describía al señalar que ninguna sociedad puede sostenerse sin normas racionales que organicen el poder y el mercado.

🚖 En este escenario, siempre aparece alguien que decide “conducir el taxi”: entrar en el barro, recorrer esas calles oscuras y señalar que el sistema no funciona. El reflejo inmediato de quienes viven de ese desorden es etiquetarlo de “peligroso”, “inadaptado”, “loco”. Es más fácil desacreditar al mensajero que admitir que el mensaje desnuda la corrupción estructural.

🔥 Pero ahí radica la jugada estratégica: aceptar la incomodidad como motor, asumir el papel del outsider y avanzar. Porque la historia enseña que los “locos” que se enfrentan al barro son los únicos capaces de fundar un nuevo orden. Su tarea no es destruir por destruir, sino trazar un camino distinto, donde las reglas claras sustituyen a las trampas y la cooperación desplaza al egoísmo.

⚔️ Lo interesante es que el barro no es un obstáculo, sino la materia prima del cambio. Sin barro no hay siembra. Y sin alguien que conduzca en la noche, nadie descubre las rutas que llevan a la mañana siguiente.

La sociedad puede seguir llamando “locos” a los que incomodan, pero el tiempo termina revelando lo contrario: que eran ellos quienes anticipaban el orden venidero.


 

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