

Por: Observatorio de Transformación Inmobiliaria Sinaí
El evento desbordó de gente, luces y promesas. Los pasillos estaban llenos, los paneles repletos y los proyectos inmobiliarios se multiplicaban en las pantallas. Argentina, Miami, Mendoza, Córdoba, Nordelta, Cañuelas: desarrollos para todos los gustos y bolsillos.
El mensaje fue claro: “hay entusiasmo, el mercado se reactiva, hay oportunidades”.
Pero la escenografía impecable no logró tapar el vacío estructural.
En medio de tanta euforia, nadie mencionó la necesidad de un MLS inmobiliario en Argentina. Nadie habló de cooperación entre inmobiliarias, de trazabilidad de operaciones, de códigos de ética compartidos o de estadísticas serias que permitan recuperar la confianza de compradores y propietarios.
👉 Esa omisión no fue casualidad.
O bien los líderes desconocen el problema (ignorancia peligrosa).
O bien lo saben y callan porque el caos actual les resulta más rentable.
Mientras en ciudades como Miami el MLS es norma y garantiza transparencia, en Argentina el desorden sigue siendo un modelo de negocios.
El que retiene información gana.
El que especula con precios sobrevive.
El que aprovecha contactos políticos multiplica beneficios.
No sorprende que más de un referente haya admitido en privado que “se gana más acá que en Miami”. No porque Argentina sea más próspera, sino porque el caos permite márgenes que en un mercado organizado serían imposibles.
La Expo Real Estate 2025 terminó siendo un espejo del país:
Mucho show, poca sustancia.
Créditos y promesas para los grandes jugadores, nada para la gente común.
Networking y lobby como coreografía, pero sin debate real sobre el futuro del servicio.
El resultado: un mercado que sigue humillado, prostituido y fragmentado, mientras los discursos oficiales celebran la concurrencia como si la cantidad de asistentes reemplazara la falta de confianza.
El gran tabú de la Expo confirma lo que muchos ya sospechan: a la élite inmobiliaria argentina no le interesa que nos organicemos.
Porque saben que un MLS auténtico:
Multiplicaría las ventas.
Aumentaría la confianza.
Democratizaría el acceso al mercado.
Expondría a quienes hoy ganan con la opacidad.
El récord de asistentes fue real. El récord de lanzamientos también.
Pero el récord más importante fue otro: el de silencios.
El MLS fue el gran ausente en el evento que se presenta como la cumbre del real estate latinoamericano. Y esa ausencia desnuda la verdad: la élite prefiere mantener el mercado argentino en caos antes que abrir la puerta a la transparencia y a la cooperación.