

Por: Redacción Sinaí
🇦🇷 Roca, la historia y la necesidad de un MLS: Argentina no puede esperar más
En pleno corazón de Buenos Aires, junto a la Manzana de las Luces, se levanta el imponente monumento a Julio Argentino Roca. Allí, el general aparece en su caballo, mirando hacia adelante, con gesto firme, acompañado de alegorías clásicas de la civilización y la fuerza.
No es casualidad que este monumento esté a pasos de la Manzana de las Luces, epicentro del saber, la política y la espiritualidad de nuestra Nación. Los hombres de esa generación no improvisaban: antes de hacer historia, estudiaban la historia. Sabían que un país no se edifica sobre consignas pasajeras, sino sobre códigos compartidos, disciplina y visión de largo plazo.
Roca no fue un santo ni un demonio: fue un constructor de Estado. Dos veces presidente, impulsor de la Ley 1420 de educación común, gratuita y obligatoria, y del trazado de fronteras que consolidaron la Argentina moderna. Su figura genera debates, pero nadie puede negar que representó un proyecto claro: orden, organización y reglas estables.
Weber lo explicaría con su teoría de la dominación legítima: una Nación solo progresa cuando pasa de la arbitrariedad personal a un sistema de instituciones racionales y normas compartidas. Con luces y sombras, ese fue el proyecto roquista: reemplazar el caos tribal por un Estado organizado.
Más de un siglo después, seguimos atrapados en el desorden. La política se reduce a grietas artificiales: “kirchnerismo vs libertarios”, “izquierda vs derecha”. Pero la verdadera grieta es otra:
👉 Entre quienes tienen códigos claros y quienes no.
👉 Entre quienes creen en reglas compartidas y quienes se mueven solo por conveniencia personal.
👉 Entre quienes ponen el bien común por encima de la casta y quienes siguen cuidando privilegios.
El mercado inmobiliario argentino es un retrato perfecto del desorden:
No hay estadísticas confiables.
No existen reglas comunes para compartir propiedades.
Cada inmobiliaria compite sola, ocultando información al cliente.
Los colegios que deberían ordenar solo reproducen burocracia y privilegios.
Esto no es un problema técnico, es un problema de códigos. Y como decía Maquiavelo, cuando los códigos desaparecen, el poder se pudre.
Un MLS (Multiple Listing Service) no es solo tecnología:
Es un contrato social entre inmobiliarias para compartir información con reglas claras.
Es la garantía de que el cliente no será usado como ficha en un juego de intereses.
Es la prueba de que la confianza puede institucionalizarse.
Lo que Roca intentó con el Estado moderno, hoy debemos hacerlo en el mercado inmobiliario: crear un orden voluntario, ético y transparente, que multiplique la confianza y devuelva dignidad al servicio.
Los hombres de la Generación del ’80, con todas sus contradicciones, entendieron que sin reglas claras no hay Nación. Miraban la historia de Grecia, Roma y la Revolución Francesa para inspirarse. Hoy seguimos atrapados en consignas vacías mientras el país se hunde en la anomia.
El monumento de Roca en la Manzana de las Luces no es adorno: es un recordatorio incómodo. Nos grita que sin disciplina, sin códigos y sin instituciones serias, Argentina seguirá atrapada en el mismo laberinto.
La disyuntiva es clara:
O seguimos en el desorden de los slogans y la política de favores.
O damos el salto a un orden nuevo, con reglas claras, códigos compartidos y confianza real.
⚠️ La historia es contundente: los pueblos que no ponen orden a tiempo se desintegran.
El MLS no es un capricho ni una moda: es un paso concreto para devolver confianza, transparencia y unidad a un sector clave. Desde ahí, irradiar un modelo de Nación.
Argentina no puede esperar más.
Sin códigos no hay país. Con reglas claras, todavía podemos escribir historia.