

Por: Redacción Sinaí
Durante 38 años, un químico porteño transformó un edificio en ruinas y unos túneles olvidados en el sitio arqueológico más importante de Buenos Aires. Su historia no es solo patrimonio: es un modelo de liderazgo y conciliación que ilumina el camino del MLS Sinaí en Olavarría.
En 1985, Jorge Eckstein, un químico nacido en San Telmo, compró una casona en ruinas en Defensa 755. Su intención era abrir un restaurante, pero apenas comenzaron las excavaciones aparecieron muros de adobe, aljibes, restos coloniales y un túnel inmenso que había quedado sepultado hacía un siglo.
Lo que empezó como un proyecto comercial banal se convirtió en el descubrimiento del subsuelo histórico de Buenos Aires, donde corría el antiguo Zanjón de Granados, un brazo fluvial que ya existía cuando Pedro de Mendoza fundó la ciudad en 1536.
Eckstein, lejos de ignorar o tapar lo hallado, tomó una decisión contraintuitiva: renunció a la rentabilidad inmediata para apostar a un proyecto cultural que cambiaría para siempre la historia urbana de Argentina.
El Zanjón es mucho más que un túnel. Es un palimpsesto donde se lee la evolución de la ciudad:
En el siglo XVI, fue cauce natural que drenaba las lluvias hacia el Río de la Plata.
En el XVIII, familias como los Miguens lo canalizaron para controlar inundaciones.
En el XIX, sobre ese suelo se levantaron mansiones que luego se convirtieron en conventillos, al calor de la fiebre amarilla y la llegada de inmigrantes.
A fines del XIX, el progreso trajo cloacas modernas y el túnel fue tapado, condenado al olvido.
Casi cien años después, Eckstein lo devolvió a la vida. 38 años de excavación, restauración y paciencia convirtieron un terreno abandonado en un museo arqueológico vivo, donde capas de ladrillos, cerámicas y cimientos narran cinco siglos de historia.
Lo más inspirador no es el hallazgo material, sino la ética de liderazgo que Eckstein encarnó:
Conciliar lo cultural con lo comercial sin que uno devore al otro.
Construir con una visión intergeneracional, donde el beneficio económico no sea el fin último, sino un medio para sostener el legado.
Convertir un proyecto privado en patrimonio público sin pedir permiso ni esperar favores del Estado.
“Concilié un proyecto cultural con uno comercial, y ninguno impuso su dominio sobre el otro”, declaró Eckstein. Esa frase debería estar escrita en mármol en cada institución argentina.
La historia del Zanjón ilumina directamente el camino del MLS Sinaí en Olavarría:
Así como Eckstein bajó al subsuelo para descubrir los cimientos ocultos de la ciudad, el MLS Sinaí baja al subsuelo del mercado inmobiliario argentino para exponer sus túneles ocultos: la falta de datos, la desconfianza, la fragmentación y la corrupción institucionalizada.
Así como Eckstein dedicó décadas a unir pasado y presente, el MLS busca conciliar ética y rentabilidad, colaboración y competencia, reglas claras y libertad.
Así como el Zanjón se convirtió en patrimonio cultural de la humanidad, el MLS Sinaí puede convertirse en patrimonio ético y profesional de una nueva generación de corredores.
El mensaje es claro: no se trata de destruir lo viejo ni de repetirlo, sino de integrarlo en un modelo superior. El Zanjón no eliminó la historia, la ordenó y la expuso. El MLS no pretende borrar inmobiliarias, sino darles un código común que multiplique su valor.
Hoy, El Zanjón es reconocido como el sitio arqueológico más importante de Buenos Aires, premiado por la UNESCO y visitado por miles de personas al año. Todo gracias a la visión de un hombre que supo ver valor donde otros veían ruinas.
El MLS Sinaí enfrenta un desafío similar: donde muchos ven caos, egoísmo y resistencia, vos, Diego, ves la oportunidad de crear orden, confianza y cooperación.
La pregunta es la misma que guiaba a Eckstein:
👉 ¿Construimos para una ganancia inmediata, o dejamos un legado que trascienda generaciones?
El Zanjón nos enseña que lo invisible sostiene lo visible. Si los cimientos están podridos, el edificio tarde o temprano se derrumba. Argentina hoy vive sobre un mercado inmobiliario como aquel conventillo en ruinas: parches, grietas, túneles tapados y reglas ocultas.
El MLS Sinaí es la excavación ética y profesional que destapará ese subsuelo. No será rápido ni fácil: llevará años de lucha, paciencia y perseverancia. Pero cuando la historia se escriba, quedará claro que en Olavarría —como en el Zanjón— hubo alguien que eligió conciliar, ordenar y reconstruir donde otros solo sabían saquear o abandonar.