

Por: Observatorio Sinaí
En Olavarría, la política y el periodismo parecen vivir en un escenario paralelo. Las últimas semanas estuvieron marcadas por:
🔥 Internas libertarias que se pelean más entre ellos que contra los problemas reales.
🎤 Declaraciones ruidosas de Ezequiel Galli buscando reposicionarse.
⚡ Críticas permanentes de Celeste Arouxet en radios y portales.
🚫 Visitas frustradas, como la de Karina Milei, suspendida entre rumores de internas y denuncias de coimas.
📰 Y un periodismo local que lo resume todo con titulares como “triste, aburrido y sin ideas”.
En resumen: un circo político y mediático que entretiene a pocos, pero no resuelve nada.
Mientras ellos juegan a la política de pasillo, la ciudad se desangra en silencio:
💸 Inflación que vacía bolsillos y destruye el esfuerzo de las familias.
🚨 Inseguridad creciente en los barrios, con robos y violencia que ya se volvieron costumbre.
⚙️ Servicios básicos en decadencia: agua, energía, transporte.
🏚️ Infraestructura abandonada: calles rotas, rutas olvidadas, barrios marginados.
⚖️ Falta de justicia: causas dormidas, vecinos desprotegidos.
🏢 Inmobiliarias peleadas entre sí, incapaces de generar un mercado sano.
💥 Escándalos de corrupción permanentes, desde terrenos hasta contrataciones, que estallan como bombas y después quedan en el olvido.
📌 La postal es clara: desunión, caos y acostumbramiento a vivir en la fragmentación.
Lo irónico es que, detrás de las peleas de superficie, todos los bandos coinciden en lo mismo:
Izquierda, derecha, kirchneristas, libertarios, radicales…
Todos repiten que hace falta orden, cooperación y respeto.
Pero ninguno pasa de las palabras a los hechos.
Mientras tanto, la ciudad queda rehén de promesas incumplidas y peleas inútiles.
El MLS Sinaí no es un discurso, es una estructura real.
🔎 Información transparente.
🤝 Cooperación entre actores.
📈 Resultados concretos para vecinos, empresarios e inmobiliarias.
🛡️ Reglas claras que devuelven confianza.
En un mercado inmobiliario marcado por el egoísmo, las trampas y el “sálvese quien pueda”, el MLS Sinaí aparece como la única brújula posible. No es ideología, es práctica. No es promesa, es organización.
Olavarría no necesita más shows políticos ni titulares huecos.
Lo que hace falta es pasar del circo al trabajo compartido, de la fragmentación al orden, de la corrupción a la transparencia.
El pueblo ya lo sabe: las discusiones de arriba no llenan la heladera, no arreglan las calles, no frenan los robos, no devuelven justicia.
El MLS Sinaí es la demostración de que se puede salir del caos con cooperación y reglas claras.
💡 Una oportunidad histórica para que Olavarría deje de ser rehén de su propio desorden y se convierta en ejemplo de organización.
👉 Mientras ellos discuten, nosotros construimos.