viernes 05 de septiembre de 2025 - Edición Nº99

MLS y Mercado Inmobiliario | 1 sep 2025

Olavarría y Argentina en crisis: cuando falta

La Universidad Sinaí y la ingeniería que hoy necesitamos

En medio de un país desordenado y una ciudad atrapada en improvisaciones, surge una propuesta distinta: pensar la sociedad con la misma seriedad con que se construyen edificios o mercados. La Universidad Sinaí se levanta como un espacio donde la Ingeniería Social y la Ingeniería en Servicios Inmobiliarios ofrecen un camino de orden, ética y cooperación.


 

El diagnóstico claro

Todos lo sentimos: Argentina está marcada por la improvisación, la corrupción y la falta de rumbo. Olavarría no es la excepción. Discursos vacíos, instituciones que no cumplen, mercados que funcionan a medias. La política discute mientras la vida cotidiana de los vecinos sigue atrapada en el desorden.

No se trata solo de falta de recursos: es falta de ingeniería social. Es decir, de una capacidad de diseñar y organizar la convivencia, las instituciones y los mercados con inteligencia, ética y visión de futuro.


La propuesta del Sinaí

La Universidad Sinaí nace para hablar de eso. No solo de ladrillos o papeles inmobiliarios, sino de cómo se arma una ciudad justa y funcional.

  • Ingeniería en Servicios Inmobiliarios: para que los barrios, las propiedades y los mercados funcionen con reglas claras, transparencia y cooperación.

  • Ingeniería Social: para que la política, las instituciones y la vida comunitaria se ordenen bajo principios compartidos, evitando que cada uno haga la suya y la sociedad se fragmente.


Hablar al pueblo, no a la élite

Esto no es un discurso para entendidos ni un proyecto escondido en oficinas. Es un llamado simple: Olavarría precisa orden, confianza y cooperación real. No alcanza con gritar libertad si no sabemos construir reglas comunes. No alcanza con querer progreso si no nos animamos a diseñar cómo se logra.

La Universidad Sinaí propone hablar de eso, formar a la gente en eso y construir un futuro desde ahí.


Conclusión

Lo que falta en Olavarría no es diagnóstico: todos sabemos lo que está mal. Lo que falta es ingeniería social. Y ese vacío es el que el Sinaí viene a ocupar: con educación, con modelos probados en el mundo, y con una comunidad decidida a demostrar que el desorden no es nuestro destino.

El tiempo de la improvisación terminó. El orden voluntario empieza aquí.

 

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