

Por: Redacción Portal Sinaí
La fábrica apagada 🏭
Olavarría alguna vez fue símbolo de industria, cemento y movimiento. Hoy parece una gran fábrica apagada: la estructura está, las máquinas también, pero nadie aprieta el botón de encendido. El eco de lo que fuimos retumba más fuerte que el ruido de lo que producimos.
Si la ciudad fuera un barco, estaría encallado en medio de la nada. Ni avanza ni retrocede. Los capitanes (políticos) se pelean entre sí, la tripulación (instituciones) está distraída, y los pasajeros (nosotros) miramos al horizonte con cara de “¿y ahora qué?”.
Olavarría respira, pero con esfuerzo. Tiene huesos fuertes, pero la sangre no circula. Falta energía, falta vitamina C de comunidad y, sobre todo, falta visión de futuro. No es que esté muerta, es que vive a media máquina.
Paredes despintadas, plazas sin vida, carteles políticos que duran más que los proyectos reales. Como un filtro en blanco y negro mal aplicado: nada resalta, nada brilla. El color está en pausa, esperando que alguien pinte de nuevo la ciudad.
👉 En definitiva, Olavarría hoy es un mix tragicómico: una fábrica apagada, un barco encallado y un cuerpo con anemia, todo dentro de una foto en escala de grises.
La pregunta no es cuál metáfora nos representa mejor, sino quién se anima a encender la luz, empujar el barco y devolverle la sangre a la ciudad.