

Por: Redacción Estratégica | Sinaí Olavarría
Jóvenes sin futuro, con desempleo y sin canales de expresión.
Gobernantes corruptos, desconectados y con nepotismo descarado.
Estado que respondió con censura y represión.
Resultado: 19 muertos, decenas de edificios incendiados y el poder en crisis.
Nepal se convirtió en símbolo de lo que pasa cuando la gente se organiza tarde, y la protesta se transforma en fuego.
La juventud también siente que no tiene futuro real en la ciudad.
Las instituciones locales están capturadas por intereses particulares.
La política es percibida como un negocio vulgar, no como servicio.
La gente se refugia en la apatía, hasta que un día todo revienta.
La diferencia es que acá todavía estamos a tiempo de crear un orden alternativo antes del estallido.
La Biblia lo enseña en Éxodo 18: “Organiza al pueblo en grupos de diez, de cincuenta, de cien y de mil, para que no se agote ni el líder ni la nación”.
Eso mismo es lo que proponemos con los comités de cuadra:
Vecinos organizados, no para protestar, sino para resolver problemas reales.
Información compartida, transparencia y ayuda mutua.
Canales donde la frustración se convierte en acción constructiva.
Una red que une en lugar de dividir.
Donde Nepal vio llamas, Olavarría puede ver luz.
Reunir a 10–12 vecinos por cuadra.
Hablar de un problema concreto (seguridad, basura, cloacas).
Resolver en 30 días algo visible, aunque sea pequeño.
Comunicarlo a la red Sinaí para que toda la ciudad lo vea.
Cada cuadra será un mini parlamento del pueblo. Una célula de orden y esperanza.
Nepal mostró lo que pasa cuando un pueblo queda sin canales, sin líderes éticos y sin organización real: caos, fuego y muerte.
Olavarría, en cambio, tiene la oportunidad histórica de ser el ejemplo mundial de cómo un pueblo se organiza antes del colapso.
👉 La decisión es nuestra: esperar que el enojo explote en violencia, o transformarlo ya en un nuevo orden ciudadano bajo Sinaí.