jueves 20 de noviembre de 2025 - Edición Nº175

MLS y Mercado Inmobiliario | 19 nov 2025

Crisis inmobiliaria, vecinos organizados y el

🔵🎙️ “No tenemos sistema”: la entrevista donde Diego Ibarlucía desnuda el modelo inmobiliario de Olavarría

En diálogo con Joana, Diego Ibarlucía expone la falta de datos, la decadencia institucional y la fragmentación del mercado olavarriense. Presenta a Sinaí como un modelo de reglas claras, cooperación y transparencia para reconstruir confianza y ordenar la ciudad.


Por: Observatorio de Transformación Inmobiliaria y Justicia Territorial Sinaí

Del Monte Sinaí a la piedra de Olavarría: reglas claras, vecinos organizados y fin de la casta inmobiliaria

En el podcast Algoritmo Inmobiliario, conducido por Joana, Diego Ibarlucía llevó el debate mucho más allá del mercado de compra–venta: puso en cuestión la estructura de poder inmobiliaria, la falta de datos, la decadencia urbana de Olavarría y el rol de los vecinos frente a una ciudad que lleva décadas sin crecer.

No fue una entrevista técnica.
Fue un diagnóstico crudo de sistema y, al mismo tiempo, una invitación a construir algo nuevo: Sinaí como proyecto de unidad ciudadana que agrada a Dios.


1️⃣ ¿Qué es Sinaí? De “MLS” a servicio de inteligencia ciudadano

Cuando Joana le pidió que definiera Sinaí “con sus propias palabras”, Diego no habló de una simple plataforma ni de una franquicia:

“Sinaí es servicio de inteligencia o información nacional de agentes inmobiliarios… un código de ética y procedimiento claro, simple, estandarizado a nivel internacional para multiplicar ventas. Es el futuro.”

En lugar de vender un “sistema”, Ibarlucía describió una cultura:

  • Colaboración entre vendedores.

  • Información para ciudadanos y constructores.

  • Estadísticas de mercado como base de decisiones.

  • Reglas simples y compartidas.

El mensaje es claro:
📊 Sin datos no hay mercado civilizado.
📉 Sin cooperación, solo hay fragmentación y abuso.


2️⃣ Olavarría como laboratorio: si funciona acá, puede funcionar en todo el país

Uno de los conceptos más fuertes de la entrevista fue la idea de Olavarría como laboratorio:

“Olabarría es una ciudad chica, es laboratorio. En Buenos Aires no lo podés hacer así. Acá todavía se puede sentar a la gente en una mesa.”

El planteo de fondo es estratégico:

  • En una ciudad pequeña, aún es posible sentar a constructores, vecinos y agentes en la misma mesa.

  • Si se logra un modelo de datos compartidos, índices reales de venta y reglas claras en Olavarría, ese modelo puede escalar a otras ciudades.

La crítica es directa: hoy un constructor quiere invertir y no tiene datos fiables. Va “a ojo”, se choca con burocracia municipal y con un mercado sin referencias de precios. Eso no es libertad de mercado: es oscuridad funcional a unos pocos.


3️⃣ La casta inmobiliaria local: barreras artificiales y hostigamiento

Diego no se quedó en lo abstracto. Puso nombre al problema estructural:

  • Un colegio profesional que funciona como barrera de entrada.

  • Una matrícula que se vuelve un peaje obligatorio, sin contraprestación real.

  • Un sistema que limita el ingreso de nuevos vendedores y bloquea la cooperación.

Explicó que:

  • Reunió a más de 12 inmobiliarias y martilleros en torno a la idea de colaboración.

  • Al principio, todos estaban entusiasmados.

  • Pero cuando la propuesta empezó a consolidarse, llegaron el hostigamiento, las amenazas y las operaciones en grupos cerrados.

Llegó incluso a relatar que, según le informó un periodista, se reunieron 70 martilleros para “ver qué iban a hacer con él”.
La frase que queda flotando es incómoda:

“No estamos hablando de instituciones abstractas: son vecinos de carne y hueso que se enquistaron en el poder.”

La lectura es simple y brutal:
⚠️ Hay una casta inmobiliaria local que vive de la oscuridad y del desorden.


4️⃣ Periodistas, silencio y complicidad del caos

En la entrevista también se tocó un tema delicado: el rol del periodismo local.

Diego reconoció que hay periodistas valientes que abren micrófonos y preguntan de verdad. Pero también marcó algo que en Olavarría muchos sienten y pocos dicen:

El silencio prolongado de parte de la prensa frente a un problema estructural no es neutralidad: termina siendo complicidad con el caos.

Sinaí, en ese sentido, no busca solo ordenar el mercado inmobiliario:
busca separar a quienes quieren vivir de la oscuridad y a quienes están dispuestos a rendir cuentas ante los vecinos.


5️⃣ El dato incómodo: sin índices de venta, el mercado está enfermo

Uno de los ejes técnicos más fuertes de la entrevista fue la ausencia total de índices de venta confiables en Olavarría:

  • Propiedades sobrevaluadas un 30 o 40%.

  • Tasaciones hechas “a ojo”, según conveniencia.

  • Información fragmentada en manos de unos pocos.

Diego lo resumió así:

“Hoy las propiedades no se venden porque no existen índices de venta. Sin información no podés tasar. Unos poquitos tienen esos datos; los demás se mueren de hambre.”

En ese contexto, Sinaí no es solo un modelo comercial.
Es una propuesta de justicia básica para el vecino común:

  • Que el valor de su casa no dependa del capricho de un intermediario.

  • Que vendedor y comprador tengan acceso a los mismos datos.

  • Que el precio refleje la realidad, no la especulación de unos pocos.


6️⃣ De la queja a la organización: Asociación Sinaí y el fin de la apatía

Otro punto clave fue la autocrítica y la honestidad:

“Lo que me falta a mí es generar una estructura de organización. La gente no sabe qué hacer, y yo tampoco lo sabía. Por eso estamos haciendo la asociación.”

Acá Diego marca el quiebre:

  • Quejarse es ser parte del problema.

  • Compartir posteos no alcanza.

  • Es necesario construir estructura, estatutos, procesos, reuniones, roles.

La Asociación Sinaí se presenta como:

  • Un espacio de unidad ciudadana,

  • Que no depende de partidos políticos,

  • Donde vecinos, constructores y agentes pueden organizarse para defenderse del desorden y de la decadencia.

Olabarría, dice Diego, lleva tres décadas sin crecer, mientras ciudades como Tandil explotan en actividad, turismo e inversión.
La diferencia no es geográfica: es institucional y cultural.


7️⃣ Monte Sinaí: de la esclavitud del caos a las reglas de convivencia

Hacia el final, la entrevista elevó todavía más el nivel simbólico.
Joana le preguntó por el nombre “Sinaí”, y ahí apareció el eje espiritual del proyecto:

“El Monte Sinaí fue donde Dios le dio a Moisés los mandamientos. El pueblo estaba esclavizado, liberado pero sin orden. Precisaban reglas de convivencia escritas. Sinaí hoy es eso: reglas claras, pocas, transparentes, que nos ayuden a volver a confiar, a hablar, a construir algo juntos.”

La conexión es directa:

  • Pueblo esclavo ayer → vecinos atrapados hoy en un sistema oscuro, sin reglas claras.

  • Mandamientos ayer → código de ética y procedimientos hoy.

  • Desierto ayer → decadencia urbana, apatía y miedo hoy.

Sinaí se presenta así como un pacto de convivencia, no como una marca más del mercado.


8️⃣ Proyecto de unidad que agrada a Dios

Cuando Joana le pidió que resumiera por qué los vecinos deberían escuchar y darle lugar a Sinaí, Diego lo dijo sin rodeos:

“Este es un proyecto de unidad ciudadana que agrada a Dios. No es obligación. El que quiera seguir dependiendo de políticos desconectados, que siga. El que quiera volver a la unidad, a la familia, a los valores reales y a hablar con el vecino, tiene una opción.”

La entrevista cerró con una idea central:

  • Quejarse es seguir alimentando el problema.

  • La apatía y el miedo son el combustible del desorden.

  • Sinaí no es una imposición: es una invitación a organizarse, cooperar y recuperar la ciudad desde abajo.


9️⃣ Después de esta entrevista, ya nadie puede decir “no sabía”

Con esta conversación en Algoritmo Inmobiliario, quedó expuesto:

  • Que el mercado inmobiliario de Olavarría no está “mal” por casualidad,

  • Que hay estructuras que viven de la oscuridad,

  • Que existe un modelo alternativo basado en datos, colaboración y códigos claros,

  • Y que ya empezó a ordenarse desde Sinaí.

El resto es decisión de los vecinos:
seguir en la queja, o asumir el costo de organizarse.

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