Por: Redacción Estratégica | Sinaí Olavarría
🔥 Debate inmobiliario sin filtro
Colegio, franquicias y agentes: tres miradas enfrentadas sobre el futuro del servicio inmobiliario 🏠⚖️
En una charla larga, intensa y necesaria, se sentaron a la misma mesa tres posiciones que hoy dividen al sector inmobiliario argentino:
🧩 Gabriel (Vigore): empresario que asiste a inmobiliarias desde el marketing y lo edilicio.
🏛️ Estela Duffey: corredora inmobiliaria matriculada en Córdoba, defensora del sistema de colegios profesionales.
🧭 Diego Ibarlucía: agente inmobiliario en Olavarría, crítico frontal de la colegiación obligatoria y del caos del servicio inmobiliario tradicional.
Lo que siguió fue algo que casi nunca pasa en público:
un profesional del Colegio, un “externo” y un agente “por fuera del sistema” diciendo en voz alta lo que todos comentan en privado. 💣
Gabriel abre con su historia: quiso entrar al rubro comprando una franquicia, creyendo que la estructura le daba respaldo.
La realidad argentina le pegó de frente:
🧾 Trabas burocráticas para abrir cualquier empresa.
⚖️ Regulación profesional rígida, que le impidió operar como quería.
🚫 Ordenanza municipal que prohíbe franquicias en su zona, terminando con su local clausurado.
Su lectura:
La legislación profesional está obsoleta y caótica.
Las franquicias avanzan igual, aun bordeando la legalidad.
El corredor matriculado termina siendo el eslabón más débil de la cadena.
Estela entra marcando territorio:
El colegio no es una empresa, sino un organismo que:
Regula la matrícula.
Marca un marco profesional, como en medicina o abogacía.
En Córdoba —dice— sí hay cooperación, censos, estadísticas y portal propio (Córdoba Prop).
Pero también reconoce:
La ley fue creada hace casi 20 años para un corredor unipersonal que hacía todo solo.
Hoy el mercado tiene:
Equipos,
Marketing especializado,
“Pules” o grandes empresas inmobiliarias.
👉 Conclusión de ella misma:
La ley quedó vieja y necesita modernización.
Falta adaptarla a la realidad de empresas inmobiliarias con varios corredores, estructuras más complejas y competencia fuerte.
Hace autocrítica, pero cuida el mensaje:
No todo es basura ni caos. Hay colegios que funcionan mejor que otros y hay cosas que sí se hacen bien.
Diego cambia el eje de golpe:
“Antes de hablar de la ley, hablemos de la realidad.”
Su diagnóstico, sin anestesia:
El servicio inmobiliario argentino, en la mayoría del país, es caótico:
No hay datos confiables.
No hay trazabilidad.
No hay estándares claros de cooperación.
Los martilleros muchas veces no comparten información.
Los colegios no logran ordenar el mercado:
No dan estadísticas serias al ciudadano.
No fijan procesos comunes.
No unifican la cultura de colaboración.
Diego no niega que exista el colegio.
Cuestiona tres cosas muy concretas:
🔒 La obligatoriedad de pagarlo para poder trabajar.
💸 El costo frente a la falta de servicio real.
🧊 El resultado final para el ciudadano y el profesional: desorden, peleas, fragmentación.
Su referencia de modelo no es España, a la que critica, sino Estados Unidos 🇺🇸:
Cursos claros,
Asociaciones con código de ética,
MLS que ordenan la información,
Cooperación real entre corredores.
Y una idea clave:
No es obligatorio sumarse, pero todos lo hacen porque todos ganan: más datos, más ventas, más confianza.
En la charla aparecen tres tensiones fuertes:
Estela: la ley existe, hay que respetarla y modernizarla desde dentro.
Gabriel: la respeta para no vivir “clandestino”, pero admite que está vieja y mal diseñada.
Diego: la ley argentina es un laberinto inútil, llena de contradicciones, donde terminan mandando las relaciones de poder, no la justicia ni el servicio.
Surgen ordenanzas que prohíben franquicias para “proteger producción local”.
Gabriel se siente estafado: compró una franquicia que directamente no podía habilitar.
Diego pregunta lo que nadie quiere responder:
¿A quién se protege en serio?
¿Al ciudadano o a estructuras que viven del desorden y el privilegio?
Estela pone ejemplos de Córdoba: inmobiliarias que crecen contratando solo corredores matriculados.
Gabriel baja la realidad:
El que cumple todo queda chico.
El que mete agentes por afuera + marketing agresivo, crece como loco.
Diego remata:
El sistema actual castiga al que respeta las reglas y premia al que explota el caos.
Entre cruces y matices, aparecen verdades incómodas:
🏛️ Los colegios sí están organizados:
Tienen estructura, autoridades, abogados, presupuesto.
Siempre cobran.
🧍♂️🧍♀️ Los corredores y agentes están desorganizados:
Cada uno cuida “su quintita”.
No hay mesas serias para discutir un nuevo modelo.
No hay cultura de cooperación sostenida.
🚪 Los agentes, franquicias y “pools” ya son una realidad:
Existen en la calle, aunque la ley no los quiera ver.
El fenómeno es sociológico y económico, no sólo jurídico.
Diego lo sintetiza con una frase que duele:
“Lo único que no quieren orden son los que se benefician del desorden.”
A pesar de las diferencias, hay terrenos donde los tres se acercan:
✅ La ley profesional está vieja y necesita ser actualizada.
✅ El mercado requiere más transparencia, datos y trazabilidad.
✅ El corredor unipersonal “que hace todo” está en extinción.
✅ Se necesitan estructuras nuevas:
Redes,
Equipos,
Sistemas que integren corredores, agentes, franquicias y pools bajo reglas claras.
Gabriel propone seguir el debate:
📋 Diego con un checklist de cambios para ordenar el servicio inmobiliario.
🏛️ Estela marcando qué es viable desde el marco legal y qué no.
🎥 Más encuentros públicos, para que el tema salga del murmullo privado y llegue al ciudadano.
Detrás de matrículas, leyes y franquicias, hay una pregunta de fondo que atraviesa toda la charla:
¿El sistema actual le da al ciudadano argentino un servicio inmobiliario de clase mundial o lo deja atrapado en un mercado desordenado, lento e inseguro?
La conversación deja claro que:
Hay lugares donde se coopera más… y otros donde directamente no se comparte nada.
Hay colegios que intentan modernizarse… y otros que se atrincheran en la norma.
Hay empresarios como Gabriel intentando construir algo distinto sin vivir “en la clandestinidad”.
Y hay voces como la de Diego que exigen orden, datos y cooperación real, no discursos vacíos.
Esta charla no cierra el debate.
Lo abre.
Y deja planteado el eje que va a definir el futuro del sector:
No es matrícula sí o matrícula no.
Es desorden vs. orden.
Opacidad vs. transparencia.
Privilegio vs. servicio real al ciudadano.
Ahí es donde proyectos como Sinaí MLS quieren jugar:
no desde el grito, sino desde la construcción de reglas claras, datos compartidos y cooperación real entre quienes decidan trabajar de cara a la verdad. ⚙️📊🤝