lunes 15 de diciembre de 2025 - Edición Nº200

Reforma y Desregulación | 5 dic 2025

Justicia, Restauración y Nuevo Orden

El derrumbe del modelo inmobiliario argentino: 25 años sin servicio, sin datos y sin justicia

La desregulación parece inminente, pero el verdadero problema sigue intacto: durante décadas, el Colegio cobró para ordenar el mercado y no cumplió ninguna de sus funciones constitucionales, dejando al país sin transparencia, sin trazabilidad y sin estándares. Ese vacío permitió que las franquicias crecieran como oligopolios con ventaja estructural. Sin indemnización, sin renuncias y sin un MLS nacional que reorganice el sistema, la desregulación solo consolidará el mismo caos que empobreció al pueblo argentino.


Por: Observatorio de Transformación Inmobiliaria & Justicia Territorial Sinaí

El colapso silencioso: cómo 25 años de regulación fallida dejaron al mercado inmobiliario argentino sin orden, sin datos y en manos de oligopolios

 

I. El dato que nadie quiere mirar: Argentina pagó por un servicio que nunca recibió

La reciente nota de Infobae puso sobre la mesa algo que en el sector se sabía, pero nadie decía con claridad:
durante más de dos décadas, el Colegio de Martilleros cobró para ordenar el mercado inmobiliario argentino y no cumplió ninguna de las funciones esenciales que exige la Constitución Nacional.

No generó estadísticas.
No garantizó transparencia.
No protegió al consumidor.
No creó estándares profesionales.
No ordenó el ejercicio del corretaje.
No construyó sistemas de información.

El Artículo 42 de la Constitución es explícito:

Los consumidores tienen derecho a la información adecuada, a la transparencia y a la competencia leal.

Nada de eso existió.

Peor aún: el Colegio cobró obligatoriamente durante 25 años por un servicio profesional inexistente.
En derecho constitucional esto se llama:

  • incumplimiento de finalidad pública,

  • abuso de posición institucional,

  • daño colectivo,

  • y enriquecimiento indebido a costa del pueblo argentino.

El Artículo 43 habilita reclamos colectivos por daños estructurales y sistemáticos como este.


II. El vacío institucional perfecto para el nacimiento de un oligopolio

Mientras el Colegio recaudaba, perseguía al “informal” y construía barreras artificiales al ingreso, el mercado argentino se hundió en:

  • fragmentación extrema,

  • desconfianza entre colegas,

  • ausencia total de datos,

  • precios sin trazabilidad,

  • competencia asimétrica,

  • y falta de herramientas tecnológicas locales.

Este caos no fue accidental:
fue la consecuencia directa de un sistema profesional que funcionaba más como un peaje obligatorio que como una institución de orden.

Y en ese desorden prolongado, ocurrió lo obvio:
las franquicias inmobiliarias crecieron como nunca en ningún país desarrollado.

No porque fueran más eficientes…
sino porque ya venían con sistemas propios, manuales, datos internos, tecnología y marketing, es decir:
todo aquello que el mercado argentino nunca tuvo.

Argentina llegó al siglo XXI sin:

  • MLS,

  • estadísticas nacionales,

  • cooperación profesional,

  • reglas de intercambio,

  • ni estándares éticos funcionales.

Mientras tanto, las franquicias entraron con modelos cerrados, plataformas internas, estructuras de referidos y una profesionalización que contrastaba brutalmente con el vacío institucional local.

El resultado era inevitable:
se convirtieron en los jugadores más fuertes de un tablero totalmente desordenado.

No fue coordinación…
fue oportunidad.
Una estructura fallida siempre beneficia al que ya viene ordenado.


III. El modelo argentino: márgenes altos, riesgo bajo y cero competencia interna

En ningún mercado inmobiliario del mundo desarrollado las franquicias tienen tanta ventaja relativa como en Argentina.

¿Por qué?

Porque operan en un país donde:

  • no hay MLS nacional,

  • no hay datos públicos confiables,

  • no hay trazabilidad,

  • no hay cultura cooperativa,

  • y la institución oficial (el Colegio) no compite con servicios reales.

Es decir, no tienen competencia institucional, solo miles de inmobiliarias desconectadas entre sí.

Esto no es libre mercado:
es un ecosistema perfecto para la concentración.

Las franquicias no hicieron nada ilegal.
Solo aprovecharon el desorden.
Pero es innegable que crecieron gracias a las fallas estructurales que el Colegio debía corregir… y no corrigió jamás.

Hoy son los únicos jugadores con:

  • plataformas,

  • estadísticas internas,

  • manuales,

  • sistemas de derivación,

  • y cultura profesional.

Y eso los convierte —por primera vez en la historia argentina— en un oligopolio funcional, incluso sin proponérselo.


IV. La desregulación: ¿solución o consolidación del daño?

El DNU en camino promete libertad.
Pero sin justicia y sin orden previo, la desregulación puede convertirse en la segunda gran estafa institucional al pueblo argentino.

Si se desregula sin:

  • indemnización por 25 años de servicio incumplido,

  • renuncia de las autoridades responsables,

  • reparación del daño colectivo,

  • creación de un MLS nacional,

  • estadísticas públicas,

  • estándares éticos de cooperación,

  • y formación profesional nueva,

entonces lo que se libera no es un mercado competitivo:
es el mismo caos que enriqueció a unos pocos.

Y el pueblo argentino vuelve a perder.


V. La solución constitucional, económica y moral: reparación + renuncia + MLS nacional

La salida es clara y responde tanto a la Constitución como a la experiencia internacional:

  1. Indemnización del Colegio por incumplimiento institucional (Arts. 42 y 43 CN).

  2. Renuncia de quienes administraron el modelo fracasado.

  3. Designación de nuevos referentes comprometidos con cooperación, datos y ética.

  4. Creación de un MLS nacional moderno, como en EE.UU., Canadá y Europa.

  5. Formación profesional basada en cooperación y competencia sana.

  6. Estandarización de procesos, información, precios y estadísticas.

Esto no es ideología:
es lo que funciona en todos los mercados desarrollados del planeta.


VI. La frase final que ningún argentino debería olvidar

Sin justicia no hay orden.
Sin orden no hay libertad.
Y sin MLS no hay futuro.

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