Por: Observatorio de Orden y Transparencia
🇦🇷 Nos hicieron vivir a ciegas. Y por eso siempre perdemos los mismos.
En Argentina nos hicieron creer que todo es culpa de “la política”, “la grieta”, “la derecha”, “la izquierda”.
Mientras discutimos eso, nadie habla del problema de fondo:
👉 Vivimos en un país donde no hay información pública real, ordenada y transparente sobre lo que pasa.
👉 Y sin información, la Constitución se convierte en papel mojado:
no hay igualdad ante la ley,
no hay control ciudadano,
no hay defensa real de la propiedad privada.
Cuando no sabés lo que pasa, no podés defenderte.
Ese es el truco.
Hay un video en YouTube que explica la economía en 30 minutos:
“Cómo funciona la máquina de la economía – Ray Dalio”.
Explica algo muy simple:
La economía son millones de compras y ventas todos los días.
Cada compra o venta es una transacción.
El gasto de una persona es el ingreso de otra.
El crédito (las deudas) te permiten gastar hoy lo que vas a pagar mañana.
Y muestra algo brutal:
los que entienden cómo funciona la máquina se adelantan, se cuidan y ganan.
Los que no entienden nada, pierden.
En países que tienen información pública clara, cualquier persona puede mirar datos, ver cómo viene la cosa, planear, invertir, defenderse.
En Argentina, nos sacaron ese tablero de control.
Y ahí empieza el problema.
Durante décadas se fueron aprobando leyes, normas, regulaciones y “parches” que terminaron armando un sistema que hoy es, a la vista de cualquiera:
anti-constitucional,
anti-familia,
anti-trabajo,
anti-industria,
anti-vivienda propia.
¿Exagerado? No.
Mirá los resultados:
Familias destruidas.
Mujeres y hombres sin proyecto en común.
Jóvenes que no sueñan con su casa porque es imposible.
Empresas ahogadas por leyes laborales que incentivan el conflicto en vez de la cooperación.
Industrias que cierran o nunca arrancan.
Ciudades con recursos enormes… pero sin desarrollo real.
Mientras tanto, otros países avanzan porque tienen algo muy simple que nosotros no tenemos:
📊 información pública real y transparente sobre lo que pasa.
Saben:
cuánto se produce,
quién es dueño de qué,
cuántas operaciones se hacen,
cuánto recauda el Estado,
qué funciona y qué no.
Con esa información, corrigen, mejoran, planifican.
Nosotros, no.
Hoy en el mercado inmobiliario pasa esto:
La misma propiedad se publica en todos lados, con precios distintos.
Nadie sabe cuál es el valor real.
Se anotan operaciones por montos bajos para pagar menos impuestos.
No hay estadísticas serias de ventas ni de alquileres.
El propietario está a ciegas.
El comprador está a ciegas.
El Estado también juega con números que nadie puede controlar.
Resultado:
Pagás de más,
vendés de menos,
perdés oportunidades,
no podés comprobar si te dijeron la verdad.
Y mientras tanto, unos poquitos que sí tienen información real se quedan con todo:
compran donde vos ni sabías que había oportunidad,
conocen la verdad de los precios,
manejan los tiempos,
deciden a quién le llega la chance y a quién no.
Que no haya información pública real no solo afecta a las propiedades.
Afecta:
a la familia, porque sin estabilidad ni horizonte económico, las parejas se rompen;
a la mujer y al hombre, porque los ponen a sobrevivir, no a construir juntos;
al trabajo, porque las leyes empujan al conflicto y no a la cooperación;
a la industria, porque nadie sabe con precisión a qué apostar;
a los jóvenes, porque sienten que el esfuerzo no alcanza nunca.
Todo eso no pasó por casualidad.
Se permitió con leyes, parches, decisiones políticas y omisiones que nunca pusieron la información pública y el sistema en el centro.
Ni este gobierno ni los anteriores están encarando el problema de fondo:
la falta de sistema, de datos y de transparencia real.
Nos siguen:
hablando de peleas políticas,
entreteniendo con escándalos,
discutiendo todo…
menos lo esencial:
👉 ¿Dónde están los datos reales?
👉 ¿Por qué no hay un sistema público claro de información para que el ciudadano pueda ver lo que pasa?
👉 ¿Cuál es el plan concreto para ordenar cada mercado, empezando por el inmobiliario?
En el mercado inmobiliario la respuesta ya es evidente:
no tienen plan.
Y si en esto no hay plan, lo más probable es que en lo demás tampoco.
Eso, para un país con los recursos de Argentina, es una vergüenza histórica.
Sinaí no viene a “opinar”.
Viene a ordenar.
En simple, un MLS como Sinaí busca:
que una propiedad tenga un dato claro, compartido y verificable;
que el precio esté basado en operaciones reales, no en cuentos;
que todas las inmobiliarias que participen trabajen con un sistema común;
que el ciudadano pueda ver, comparar y decidir mejor;
que la información deje de estar secuestrada por unos pocos y se convierta en herramienta para muchos.
No vamos a arreglar Argentina solos.
Pero sí podemos empezar por algo concreto y medible:
📌 ordenar el mercado inmobiliario de Olavarría con información real, ética y cooperación.
No somos potencia mundial “porque sí”.
No es mala suerte.
No es que “el argentino no sirve”.
👉 Nos hicieron vivir desinformados a propósito.
👉 Nos acostumbraron a la oscuridad de los datos.
👉 Y así, unos pocos se quedaron con lo que millones no pudieron construir.
El mensaje es simple:
Vos y tu familia son las principales víctimas de este sistema.
Sin información pública real, siempre te va a tocar perder.
Con información clara, sistema y transparencia, la historia cambia.
MLS Sinaí nace para eso:
para empezar a prender la luz en el lugar donde más duele y más se nota:
🏠 el sueño de la vivienda, el trabajo digno y el orden en nuestra propia ciudad.