Por: Observatorio Cultural Sinaí – Laboratorio de Identidad y Orden Social
🌿 ¿Qué significa realmente este feriado?
En Argentina muchos feriados perdieron su sentido original.
El 8 de diciembre es uno de ellos.
La mayoría cree que está relacionado con el nacimiento de Jesús.
Pero no:
este día recuerda la concepción de María en el vientre de su madre, Santa Ana.
Nada espectacular, nada ruidoso.
Solo un comienzo.
Un inicio invisible.
Para la tradición cristiana, este día marca la idea de que lo importante empieza antes de ser visto, antes de tomar forma, antes de que exista cualquier resultado.
Y esa es una verdad que atraviesa todas las culturas, no solo la religión.
Porque nos recuerda algo que vivimos todos:
👉 Lo profundo empieza en silencio.
👉 Las raíces se forman antes que el árbol.
👉 Lo esencial sucede antes de que aparezca a la vista.
Una familia, un proyecto, una ciudad, un cambio personal…
todo empieza primero adentro, en lo oculto, en lo que nadie aplaude ni ve.
Por eso este feriado no es solo religioso.
Es humano.
Hoy vivimos rápido.
Vivimos llenos de ruido, apuros y exigencias.
Acostumbrados a buscar resultados inmediatos, sin detenernos a pensar de dónde nace lo que construimos.
El 8 de diciembre viene a decirnos algo básico, irrefutable:
👉 Nada sólido se construye sin un buen comienzo.
👉 Nada verdadero aparece sin preparación.
👉 Nada valioso crece sin raíz.
Este día es una invitación a lo que casi nunca hacemos:
frenar, mirar hacia adentro, ordenar lo esencial y recordar de dónde empieza lo que queremos que realmente funcione.
El Monumento a la Madre, en la plaza central de Olavarría, no representa a María, pero es el símbolo perfecto para este día:
Una madre es el origen.
La raíz.
El principio de todas las historias.
Representa exactamente lo que celebra este feriado:
que lo importante empieza antes de que se vea, en silencio, en lo profundo, en lo que sostiene todo lo demás.
Que este feriado no pase como un descanso más.
Que sea un recordatorio humilde y realista:
lo que queremos mejorar empieza por dentro, y empieza antes de que se note.
Olavarría —como cualquier persona— puede cambiar.
Pero los buenos cambios nunca nacen del ruido:
nacen del origen.