Por: Observatorio Sinaí – Laboratorio de Orden y Transparencia
🜂 la entrevista que abrió un debate nacional
link de la entrevista: https://www.youtube.com/live/UoSooBXLDKU
La entrevista que Diego Ibarlucía brindó en Realpolitik no fue una nota más.
Fue, en realidad, la apertura pública de un diagnóstico que nadie se atrevía a plantear:
Argentina intenta mover su economía, su mercado inmobiliario y su vida cotidiana sin información real, sin estadísticas públicas y sin trazabilidad institucional.
El país vive —como dijo Diego en la entrevista— “andando a caballo”, mientras las naciones desarrolladas utilizan el equivalente a un sistema de navegación completo.
La diferencia no es cultural.
La diferencia es informacional.
Y esa diferencia define:
quién prospera
quién se empobrece
quién accede a una vivienda
quién queda excluido
quién maneja el precio de un inmueble
quién come migas
No es ideología:
es estructura.
Durante la entrevista, Ibarlucía pronunció una frase que debería incomodar a cada funcionario y dirigente del país:
“No somos una República hasta que tengamos información.”
Y tiene razón.
La Constitución argentina exige publicidad de los actos, transparencia, acceso a la información y control ciudadano.
Sin datos públicos, esos principios se vuelven ficción.
En Argentina:
no hay estadísticas de ventas,
no hay precios reales de cierre,
no hay registro público de tiempos de operación,
no hay trazabilidad de publicaciones,
no hay sistema de ordenamiento del mercado.
El resultado es obvio:
el ciudadano queda desprotegido.
Y los únicos que prosperan son “los que tienen la información”.
Cuando una sociedad entrega la información a unos pocos, entrega también:
su economía,
su vivienda,
su libertad.
Por eso Diego lo dijo sin rodeos:
“Somos pobres porque somos esclavos de la falta de información.”
Puede sonar duro, pero es exacto.
En la entrevista quedó expuesto un patrón repetido en todas las ciudades argentinas:
Los grandes desarrolladores tienen la información.
Los escribanos tienen la información.
Los políticos tienen la información.
El ciudadano común no tiene nada.
Un país sin datos no es un país desigual: es un país administrado por los pocos que manejan la oscuridad.
Por eso Diego advirtió algo que debería encender alarmas nacionales:
“En ciudades sin información, el poder se convierte en feudo.”
No es metáfora.
Es diagnóstico.
Cuando el periodista preguntó qué era MLS Sinaí, la respuesta fue pedagógica y contundente:
No es una inmobiliaria.
No es un portal de avisos.
No es un capricho.
Es un sistema de cooperación y transparencia inspirado en modelos que llevan más de 100 años funcionando en Estados Unidos.
Un MLS no es una marca:
es una infraestructura de datos.
Lo que Sinaí propone es simple y revolucionario:
un índice de ventas,
precios reales,
trazabilidad,
exclusividad responsable,
eliminación de duplicaciones,
un mercado sano y confiable.
Es la diferencia entre andar a caballo y andar en auto.
Entre sobrevivir y planificar.
Entre improvisar y construir.
Quizás el momento más fuerte —y más peligroso para el sistema actual— fue este:
“Es un delito cívico que no tengamos información.”
¿Por qué?
Porque dice lo que nadie quiere admitir:
👉 La falta de información NO es un error.
Es un mecanismo de control.
Y si se rompe ese mecanismo, se rompe una cultura de décadas.
Lo que ocurrió en Realpolitik no fue solo un espacio radial.
Fue:
el primer reconocimiento mediático de un problema estructural,
la primera exposición pública del vínculo entre mercado inmobiliario y república,
la primera vez que se dijo al aire que Argentina es pobre porque está desorganizada a propósito,
la primera vez que se nombró la información como derecho ciudadano y no como privilegio de unos pocos.
La reacción del periodista lo demuestra:
no cuestionó, no contradijo, no relativizó.
Escuchó.
Porque incluso quienes nunca analizaron el problema, lo sienten en la vida real.
Porque abre tres puertas:
La discusión sobre transparencia ya no es técnica:
es constitucional.
La gente empieza a entender que la pobreza no es solo económica:
es informacional.
Sinaí se posiciona como el único actor con un plan real para ordenar el mercado.
Esta entrevista quedará como el primer hito público de un proceso mayor:
👉 Ordenar la vivienda.
👉 Ordenar la economía.
👉 Ordenar la República.
Y todo comienza por una frase que ya se escuchó en todo el país:
“Los argentinos necesitamos información pública.
Sin datos no hay libertad.”
Esta es la grieta verdadera:
información vs. opacidad.
Y Sinaí eligió claramente su lado.