En la entrevista se repite una idea central:
“Los ilegales engañan a la sociedad, hacen marketing engañoso, tienen poder económico y hay que erradicarlos.”
La tesis es clara:
Hay un grupo “legal” (los matriculados).
Hay un grupo “ilegal” (agentes, franquicias, modelos nuevos).
El rol del colegio es perseguir, judicializar y erradicar a los segundos.
Hasta ahí, cualquiera podría pensar que se trata de proteger al ciudadano. Pero si uno escucha con atención, aparece una contradicción peligrosa.
El problema no es hablar de orden.
El problema es creer que el orden nace de la prohibición.
En toda la entrevista:
No se habla de datos públicos de operaciones.
No se habla de precios reales y trazables.
No se habla de cooperación entre inmobiliarias.
No se habla de transparencia sistémica.
Se habla, en cambio, de:
Fiscalización
Persecución
Judicialización
Poder institucional
“Erradicar” al que no encaja
Eso no es orden.
Eso es control defensivo.
El ciudadano argentino no vive mal porque haya “ilegales”.
Vive mal porque todo está desordenado a propósito.
Ejemplos concretos que la entrevista evita:
Tasaciones arbitrarias sin base de datos común
Propiedades publicadas a precios irreales durante años
Información fragmentada y cerrada
Operaciones opacas
Conflictos familiares, judiciales y económicos alrededor de cada venta
La propia entrevistada lo admite sin querer cuando describe al corredor como:
mediador emocional, terapeuta improvisado, contenedor de familias rotas, conflictos, urgencias económicas.
Eso no es un mercado sano.
Eso es una sociedad rota operando sin sistema.
Mientras las instituciones discuten quién es “legal”:
El ciudadano no sabe cuánto vale realmente una propiedad.
No sabe si el precio que le ofrecen es lógico.
No sabe cuántas operaciones reales se cierran.
No tiene estadísticas públicas confiables.
Sin información, no hay libertad.
Sin datos, no hay mercado.
Sin orden transparente, solo hay miedo, rumores y poder discrecional.
La verdad, dicha con amor, es esta:
Los colegios no fracasan por existir.
Fracasan cuando creen que el orden se impone desde arriba y no se construye desde la cooperación.
El mundo moderno avanza hacia:
Datos abiertos
Plataformas compartidas
Transparencia
Colaboración profesional
Competencia sana basada en información real
Resistir eso no protege al ciudadano.
Lo deja atrapado en un sistema viejo que confunde autoridad con verdad.
No es una pregunta ideológica.
Es estructural:
¿Queremos seguir administrando el caos o animarnos a ordenarlo de verdad?
Orden no es perseguir personas.
Orden es organizar la información.
Orden es cooperar.
Orden es poner la verdad sobre la mesa, aunque incomode a quienes viven del desorden.
Esta entrevista no es un escándalo por lo que dice.
Es un escándalo por lo que no puede decir.
Y eso, ciudadano argentino y olavarriense, no es casualidad.
Decir la verdad con amor también implica decirla completa.
El caos no se combate con miedo.
Se supera con orden, datos y cooperación real.