viernes 26 de diciembre de 2025 - Edición Nº211

Fe y Cultura | 25 dic 2025

Una lectura cultural, psicológica y bíblica —

Benjamín Solari Parravicini: profecía, conciencia y responsabilidad ciudadana

En tiempos de confusión social, crisis de confianza y polarización extrema, muchos argentinos vuelven a mencionar el nombre de Benjamín Solari Parravicini. Para algunos, un profeta. Para otros, un mito. Para muchos, un tema incómodo. Este artículo no busca convertir a nadie, ni pedir creencias ciegas. Busca explicar, contextualizar y ordenar un fenómeno cultural argentino desde tres planos sólidos: histórico–científico, moral–psicológico y bíblico.


Por: Redacción Estratégica | Sinaí Olavarría

 

 

 

 

1. ¿Quién fue Parravicini realmente?

Parravicini no fue un improvisado, ni un charlatán de feria.

  • Hijo de padres cultos, formados y respetados socialmente

  • Pintor reconocido, expuesto en galerías

  • Vinculado a círculos intelectuales de su época

  • Registró más de 1.000 psicografías a lo largo de décadas

  • Nunca cobró dinero ni armó un culto personal

Esto ya lo diferencia de la mayoría de los “profetas de internet”.

Desde el punto de vista científico, hoy sabemos que existen fenómenos documentados como:

  • intuición profunda

  • pensamiento simbólico

  • percepción anticipatoria

  • estados creativos no ordinarios

Nada de esto viola la ciencia moderna; la psicología contemporánea los estudia seriamente.


2. El error más común: buscar un salvador externo

Uno de los mayores daños que se le hacen a Parravicini es literalizarlo mal.

Él no hablaba de mesías políticos, ni de líderes mágicos.

Cuando menciona figuras como “el fantoche” o “el hombre gris”, no describe personas, sino procesos colectivos.

Eso coincide con:

  • Psicología social moderna

  • Estudios de conciencia colectiva

  • Historia de los pueblos en crisis

👉 Cuando una sociedad delega todo el poder, aparecen figuras intermediarias.
👉 Cuando una sociedad madura, aparece responsabilidad colectiva.

Eso es exactamente lo que describe Parravicini, sin nombrarlo así.


3. Coincidencia profunda con la Biblia (sin fanatismo)

Desde una lectura bíblica seria —no religiosa superficial— el mensaje es claro:

“Maldito el hombre que confía en el hombre” (Jeremías 17:5)
“Mi pueblo perece por falta de conocimiento” (Oseas 4:6)

La Biblia no enseña a esperar líderes, enseña a:

  • asumir responsabilidad

  • vivir en verdad

  • cooperar con justicia

  • reconstruir desde abajo

El error no es creer o no creer en profecías.
El error es poner la esperanza en figuras y no en principios.


4. ¿Qué tiene que ver esto con Olavarría y la vida diaria?

Mucho más de lo que parece.

  • Desconfianza entre vecinos

  • Falta de información clara

  • Instituciones cerradas

  • Ciudadanos desorganizados

  • Dependencia constante “de arriba”

Parravicini describe exactamente ese estado previo: confusión, división, espera pasiva.

La salida no es mística. Es práctica:

  • información compartida

  • cooperación real

  • responsabilidad individual

  • orden moral

Eso sí es verificable, medible y replicable.


5. Conclusión clara (sin rodeos)

No hace falta “creer” en Parravicini para aprender algo valioso:

📌 Ninguna sociedad se salva esperando
📌 Toda sociedad mejora cuando se organiza
📌 La verdad no libera sola: necesita estructura
📌 La fe sin obras es ideología

El mensaje de fondo —científico, bíblico y moral— es uno solo:

La Argentina no necesita salvadores.
Necesita ciudadanos conscientes, informados y cooperando.

Eso no es profecía.
Eso es responsabilidad.

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