Por: Comité de Ética Sinaí

 

“La Última Tentación”: ¿Y si Cristo hubiera elegido no incomodar?

Qué nos revela una polémica película sobre la tibieza que paraliza a los cristianos de hoy.

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En 1988, Martin Scorsese escandalizó al mundo con su versión de la vida de Jesús: La Última Tentación de Cristo.
Basada en la novela de Nikos Kazantzakis, la película no niega la divinidad de Cristo, pero explora la lucha interna más profunda que puede enfrentar un hombre llamado por Dios: el deseo de no sufrir. De no exponerse. De evitar la cruz.

En una de las escenas finales, Jesús, colgado y sangrante, imagina una vida distinta:
— Casarse.
— Tener hijos.
— Ser un carpintero más.
Una vida buena, tranquila… pero sin cruz.

Y esa, según la película, fue su última y más peligrosa tentación.

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🔍 ¿Por qué incomodó tanto esta historia?

Porque muestra a un Cristo profundamente humano, no en su debilidad moral, sino en su conflicto existencial:
¿Es necesario incomodar? ¿No alcanza con vivir en paz? ¿No puedo evitar el escándalo?

Y es precisamente esa versión de Cristo —tentado a retirarse, a callar, a no confrontar—
la que muchos cristianos hoy, sin querer, están imitando.

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📍 Olavarría, 2025: La tentación de mirar sin intervenir

En los últimos meses, en Olavarría se han hecho públicas situaciones que deberían estremecer a cualquiera con discernimiento espiritual:

• En organismos del Estado se promueven ideologías que buscan confundir sexualmente a niños vulnerables.

• Jueces aparecen en grabaciones fomentando modelos de adopción antinaturales, contrarios al diseño bíblico de familia.

• Casos de corrupción judicial y política brotan diariamente… pero no generan reacción espiritual.

Y sin embargo, el silencio de gran parte del liderazgo cristiano es ensordecedor.

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🤐 La “prudencia” como disfraz de la última tentación

Muchos dicen:
— “Hay que orar.”
— “No es nuestro rol meternos.”
— “Dios se encargará.”

Pero ese tipo de frases —aunque suenan piadosas— son exactamente la tentación que retrata la película.

No se trata de negar a Cristo.
Se trata de seguirlo… pero sin cruz.
Sin conflicto. Sin incomodar.

Y esa es la traición más silenciosa:
abandonar el Reino en nombre de la paz.

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📖 ¿Qué habría pasado si Cristo realmente bajaba de la cruz?

Scorsese plantea esa pregunta.
Nosotros la repetimos, esta vez mirando a Olavarría y a cada líder espiritual:

• ¿Qué pasa cuando un atalaya, un guía, un referente de fe ve el pecado institucionalizado y no dice nada?

• ¿Qué pasa cuando el que fue llamado a discernir el bien del mal… elige callar?

• ¿Qué pasa cuando la confusión y el saqueo espiritual avanzan, y la Iglesia se queda “observando”?

Pasa esto: la ciudad se corrompe… en silencio.
Y los que deberían ser sal y luz… se diluyen en tibieza.

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📣 El Reino no avanza con observadores

Avanza con atalayas que suenan la trompeta.
Con hombres y mujeres que eligen incomodar antes que traicionar la verdad.
Con corazones encendidos que no negocian el llamado.

“Conozco tus obras, que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio... te vomitaré de mi boca.”
— Apocalipsis 3:15-16

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La Última Tentación de Cristo no fue carnal. Fue estratégica.
Bajarse de la cruz hubiera sido…
seguir siendo Jesús,
seguir hablando de amor,
seguir haciendo milagros…

Pero renunciar al Reino.

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Y vos, hermano en la fe, hermana en la verdad:
¿Vas a seguir diciendo que “ya se van a ir”?
¿Vas a seguir diciendo que “ese no es tu tema”?
¿Vas a seguir defendiendo la cruz… sin cargarla?

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El Reino necesita testigos.
No silencios.
No espectadores.
No religiosos funcionales al sistema.

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Cristo eligió la cruz.
Y no por masoquismo…
sino porque sabía que el silencio cómodo
era la verdadera derrota.

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