

Por: Observatorio Sinaí
Por primera vez en décadas, Argentina tiene un presidente que no compra votos, no reparte pobreza ni miente con cinismo profesional.
Milei desregula.
Elimina estructuras parasitarias.
Disuelve privilegios intocables.
Eso, para los que creemos en la libertad como principio moral y espiritual, es un acto de justicia.
📖 “Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.” (Juan 8:32)
Pero una cosa es ser libres.
Otra muy distinta es estar preparados para serlo.
El argentino promedio fue educado para obedecer, no para liderar su destino:
El trabajador esperaba que el Estado le diga qué hacer.
El empresario esperaba protecciones, no competencia.
El estudiante aprendía consignas, no pensamiento crítico.
El profesional dependía de un sello, no de su excelencia.
El ciudadano esperaba subsidios, no oportunidades.
Cuando el amo se fue, la mayoría no celebró... se paralizó.
Algunos prosperan: los que ya venían con mentalidad libre.
Otros sobreviven: adaptándose como pueden.
Pero muchos se desmoronan: sin red, sin comunidad, sin rumbo.
📊 53% de pobreza, inflación bajando, pero malestar creciente.
El enemigo ahora no es el Estado...
Es la ausencia de cultura, de propósito, de virtud compartida.
No hay educación para la libertad.
No hay estructuras voluntarias de excelencia.
No hay códigos éticos comunitarios.
Esto no es culpa de Milei.
Su misión era podar el Leviatán. Y lo hizo.
Pero ahora llega la parte que no se puede decretar desde arriba:
Reconstruir la base moral, espiritual y productiva de una nación libre.
Y eso solo puede surgir desde los ciudadanos.
Sinaí no es un nuevo colegio ni un nuevo partido.
Es una arquitectura cultural nacida desde la libertad, no desde la coacción.
Un marco de convivencia que:
✅ Respeta el libre mercado
✅ Honra la propiedad privada
✅ Rechaza el estatismo
✅ Celebra la competencia virtuosa
✅ Pero exige responsabilidad, excelencia y códigos compartidos
Y sobre todo, reconoce que la libertad sin virtud se convierte en tiranía emocional.
Dios no aprueba gobiernos opresores.
Pero tampoco aprueba libertades que se usan para el pecado, el egoísmo o la destrucción.
📖 “No usen la libertad como pretexto para la carne, sino sírvanse por amor unos a otros.” (Gálatas 5:13)
Sinaí propone un modelo que honra a Dios y al individuo.
No impone religión, pero eleva los valores eternos:
Verdad, justicia, trabajo, humildad, cooperación, liderazgo con servicio.
El liberalismo nos dio la libertad.
La realidad nos dio el vacío.
¿Y ahora?
Ahora llega el momento de los constructores éticos, de los productores con visión, de los ciudadanos con misión.
Sinaí es uno de los primeros intentos de llenar ese vacío con orden, fe, libertad y propósito.
Porque la libertad no se administra.
Se encarna. Se entrena. Se vive.
Y quien no esté preparado para vivirla...
Será esclavo otra vez. Pero de sus pasiones.