

Por: 🕊️ Observatorio Sinaí
Alejandro Magno tenía apenas 22 años cuando llegó al río Gránico, la primera gran frontera natural del Imperio Persa. Los generales le dijeron: “Esperemos, el río está alto”. Él no esperó. Cruzó en medio del agua, espada en alto, bajo una lluvia de flechas.
No era sólo un río: era el miedo colectivo materializado en forma de corriente.
Lo mismo hizo Josué en el Jordán, cuando el Señor le dijo: “¡Tú cruzarás! Sé fuerte y valiente”. Y así también Moisés, cuando abrió el Mar Rojo con una vara y una fe inquebrantable.
Hoy, en Olavarría, el arroyo Tapalqué no es agua estancada. Es símbolo de una batalla espiritual, cultural y profesional. Es el límite entre la ciudad vieja y la que puede nacer.
El alma colectiva de Olavarría fue entrenada por años para obedecer sin pensar, trabajar sin cuestionar y competir sin colaborar.
Hoy que el Estado se retira, que el colegio ya no impone con fuerza, que la exclusividad comienza a abrirse paso como una nueva manera de trabajar... el pueblo tiene miedo.
Miedo a la libertad. Miedo a innovar. Miedo a destacar. Miedo a que ya no haya excusas.
Lo llamamos “prudencia”, pero en verdad es idolatría al statu quo.
En nombre de la seguridad, hemos preferido la esclavitud del modelo tradicional.
Los que antes eran “autoridades” están nerviosos.
Saben que el Sinaí no pide permiso. Que no negocia principios. Que ya cruzó el agua y lo hizo en nombre de un Reino más alto.
Los colegios, los viejos mafiosos, los que controlaban desde la sombra... hoy revolean comunicados vacíos como quien tira piedras desde la otra orilla, porque no se animan a mojarse los pies.
Olavarría fue dominada por el miedo, sostenida por la mediocridad, y gobernada por simuladores.
Pero el teatro se está desarmando. Y los actores ya no convencen.
Dios no abre el río para los que miran. Lo abre para los que pisan.
El Sinaí es eso: pisar el agua primero, aun cuando parece peligrosa. Es confiar en que, al dar el primer paso, el suelo se abrirá, la gente despertará, y la ciudad se volverá a edificar con manos limpias y corazones valientes.
Hoy el arroyo Tapalqué es nuestro Gránico, nuestro Jordán, nuestro Mar Rojo.
Y si no cruzamos ahora, quedaremos para siempre del lado de los vencidos.
No es una pelea de negocios. Es una guerra espiritual.
No es una competencia entre inmobiliarias. Es un combate entre dos sistemas:
➡ Sistema del miedo: cerrar, esconder, robar, callar.
➡ Sistema Sinaí: abrir, mostrar, servir, confiar.
Los que siguen esperando del otro lado del arroyo están condenados a ver cómo la historia los pasa por encima.
En Sinaí no buscamos hacer historia. Buscamos revelarla.
💥 Algunos esperan que baje el agua. Nosotros ya estamos cruzando. #SinaíOlavarría #TapalquéEsElGránico