

Por: ✍️ Observatorio Sinaí
Por años me llamaron loco. Después, peligroso. Hoy, simplemente me temen.
La historia no la escriben los sumisos. La escriben los que se animan a desobedecer con propósito. Mientras las inmobiliarias de Olavarría siguen atrapadas en un sistema egoísta, ineficiente y cerrado, un nuevo actor encendió una chispa que no se puede apagar: Sinaí, la red estratégica de colaboración, verdad y fuego ético.
Todo comenzó con una verdad simple: el sistema está podrido. Tasaciones sin criterio. Propiedades sobrevaluadas. Agentes que no colaboran. Un Colegio que opera más como un sindicato feudal que como garante de profesionalismo.
¿Y qué pasó cuando alguien dijo lo obvio?
Amenazas. Difamaciones. Expulsiones de grupos. Comunicados públicos. Medios de prensa usados como brazos del miedo. Y hasta una denuncia penal armada sin fundamentos, intentando frenar un movimiento que ya se volvió inevitable.
No fue un castigo. Fue una señal: estamos tocando el nervio del poder.
“Con justicia juzgarás… no te dejarás amedrentar, porque el juicio es de Dios.”
(Deuteronomio 1:17)Cuando la justicia se convierte en amenaza, el deber cristiano no es callar: es resistir. No vine a agradar a los hombres. Vine a encender una llama que los sistemas muertos no pueden apagar.
Sinaí no es una reacción. Es una propuesta. Una red descentralizada que promueve captación estratégica, exclusividad con responsabilidad, reuniones de formación y un sistema de méritos donde el que trabaja, crece. Con matrícula o sin ella.
📣 La libertad no se ruega. Se ejerce.
Sinaí no pide permiso a nadie para existir. Está formado por hombres y mujeres que entienden que el mercado inmobiliario argentino necesita menos regulación burocrática y más liderazgo moral, más cooperación, más datos, más procesos claros y menos chantaje colegiado.
Nos odian porque no pueden controlarnos. Nos atacan porque somos lo que viene.
Los que hoy nos persiguen no son fuertes. Son adictos al pasado. Les molesta que otros prosperen sin pasar por su ventanilla. Les molesta la libertad.
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos… sino el que hace la voluntad de mi Padre.”
(Mateo 7:21-23)La fe no se demuestra en slogans. Se demuestra en hechos. En cómo usás tu poder. En si defendés al débil o lo usás de escudo. En si amás la verdad… o el statu quo.
“No vine a integrarme al poder. Vine a reemplazarlo con orden, verdad y propósito.”
“Sinaí no es una idea. Es un ejército de ciudadanos éticos.”
“El Colegio no te da legitimidad. Tus hechos sí.”
“El sistema que no sirve, cae. Y el que sirve, se expande.”
“Cristiano no es el que canta. Es el que confronta la injusticia.”
No estoy solo. Y no me van a frenar. Cada ataque que recibo confirma algo más profundo: que el viejo orden está temblando, y que Dios está levantando una nueva generación de líderes que no se rinden ni se venden.
Que lo sepan todos:
No hay marcha atrás.
Sinaí ya cruzó el Rubicón.
Y esta lucha es por la verdad.
Con nombre, con rostro, y con propósito.