

Por: 📝Redacción Sinaí Olavarría
El pasado jueves, el Honorable Concejo Deliberante aprobó la ordenanza que declara a Olavarría como “Pago Martinfierrista”, una iniciativa cultural que reconoce el vínculo histórico y simbólico entre el territorio olavarriense y el universo literario creado por José Hernández en El gaucho Martín Fierro.
Hasta aquí, una gran noticia. Pero también una pregunta:
¿Y si además de evocarlo… decidiéramos vivir como Fierro?
El Martín Fierro no fue pensado como un simple relato rural. Fue una respuesta ética, política y espiritual frente a una Argentina partida entre el poder de unos pocos y la dignidad del hombre común.
“Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera…”
Lo que Fierro reclamaba no era folclore. Era justicia.
Lo que defendía no era solo campo. Era honor, tierra compartida y comunidad.
En ese sentido, la declaración del Pago Martinfierrista puede ser algo más que una placa: puede ser una plataforma cultural para rediseñar el futuro de Olavarría.
Mucho.
Porque un mercado inmobiliario que no tiene código, ni justicia, ni comunidad, es la antítesis del Pago Martinfierrista.
Donde no hay palabra cumplida, donde se especula con la necesidad del otro, donde se venden propiedades como si fueran productos descartables, no hay Fierro que aguante.
Desde el proyecto Sinaí proponemos un cambio de paradigma:
Del negocio a la alianza
De la competencia desleal a la cooperación ética
De la lógica extractiva a la construcción con propósito
Hoy Olavarría vive una paradoja: crece en metros cuadrados, pero se achica en sentido.
Se construyen viviendas, pero no comunidad.
Se inauguran edificios, pero no se defiende el valor de la tierra.
Se promueve la inversión, pero se olvida el arraigo.
Declarar a Olavarría como Pago Martinfierrista solo tiene peso real si asumimos que el alma de una ciudad no está en los planos, sino en los valores que la sostienen.
Desde Sinaí proponemos que esta declaración se transforme en acción real, a través de:
Un mercado inmobiliario con ética pública
Un código común de conducta entre agentes, constructores y vecinos
Procesos colaborativos de venta y alquiler
Educación ciudadana sobre el derecho a la tierra y la vivienda
Revalorización del patrimonio cultural como bien común
"El que no cuida su tierra, pierde el alma de su pueblo."
El Martín Fierro no es solo un poema. Es un espejo.
Y esta declaración del HCD puede ser un punto de inflexión o una excusa decorativa.
Desde Sinaí, elegimos lo primero.
Porque una ciudad no se transforma con cemento, sino con conciencia, convicción y comunidad.
Y porque, como diría Fierro:
“El hombre no debe ser traidor… y el que no cumple su palabra, no merece tener tierra.”